En los actuales momentos
se habla, y mucho, aunque en mi opinión ni lo suficiente, ni lo
generosamente necesario, sobre la conveniencia, o no, de consensuar esa
ideal coalición de izquierdas que abata, lo más contundentemente
posible, a esta derecha que nos oprime y castiga tan impía y
despiadadamente.
Por "fas, o por nefas",
la derecha política española (PP=Neoliberalismo puro y duro) continúa a
la vanguardia de las encuestas sobre intención de voto, se trate de
cualquier ámbito, o nivel, por muy sorprendente e inexplicable que esto
nos parezca.
A la vista de lo cual y
dado el hartazgo popular ante tanto desgobierno y traiciones varias,
imperdonables, surgen inevitables y muy lógicas indignadas plataformas
ciudadanas con respuestas de eficacia variable, pero con un indiscutible
apoyo social y otras muy destacadas y múltiples adhesiones
intelectuales y políticas en todo caso, como queda fiel, pública y
profusamente recogido.
Las redes sociales, por
otra parte, se han convertido en nuevas y potentísimas armas, al alcance
de casi todos, que descolocan y desorientan a nuestro enemigo de clase,
desbaratando sus hasta ahora clásicas y habituales estrategias de
propaganda caciquil hispana.
Lo cierto es que, tanto
plataformas reivindicativas sociales, como innovadores pequeños partidos
de signo aparentemente más radical, vienen, en intermitentes conatos,
tratando de aunar esfuerzos y trabajo en el muy laudable intento de
vencer a estos feroces contrincantes políticos en las palestras
democráticas electorales.
Debo y quiero confesar,
empero, mi desagrado y rechazo ante la comprobación de la ambigüedad
pública manifestada con muy sospechosa reiteración, por parte de
determinados líderes políticos, al ser preguntados si representan a la
izquierda, o a la derecha política de nuestro país, en una vergonzante
ansia por captar votos que, de natura, no les pertenecen ...y además nos
serían innecesarios matemáticamente.
Reitero aquí de nuevo en
que el espectro mundial político está conformado por tan solo una
cuarta parte de los llamados "poderosos", el resto de los habitantes del
orbe social somos los supuestamente "manejados, o ninguneados".
Con ello vengo a
reafirmar que no necesitamos más apoyos (votos) que los connaturales a
nuestra clase, a los que por pura e inteligente coherencia nos
corresponderían ...que la innoble avaricia no nos conduzca al burdo
error.
Pues bien, aunque toda
esta respuesta reactiva ciudadana está sobradamente justificada, no
hemos de impedirnos "ver el bosque". En Occidente se ha instaurado
oficial y exclusivamente, y creo que por mucho tiempo, la partitocracia
como forma de gobierno (también, claro está, en España).
Por tanto, si
pretendemos participar con alguna garantía, cierta, de éxito en las
próximas convocatorias electorales, hemos, imprescindiblemente, de
lograr coaliciones fuertes y bien consolidadas por medio de acuerdos
programáticos claros, sencillos y concretos; muy plausiblemente
aceptando concesiones de uno y otro lado, secundarias, irrelevantes; es
decir, marcando las mínimas "líneas rojas" posibles que faciliten la
mejor viabilización y desarrollo futuros (pero inevitablemente siempre
habrá de hacerse a través de los partidos políticos oficialmente
registrados: son las únicas reglas de juego establecidas).
Dicho todo lo cual y
revisando el "pastel" partidario nacional, me permito la libertad de
interpretar muy halagüeñas posibilidades, a corto y medio plazo, para la
izquierda española; me refiero a la izquierda aún "limpia", que sumada
superaría holgadamente a los partidos del "establishment" (siempre y
cuando demuestren la lógica linearidad de comportamiento, la adecuada
coherencia ideológica que les debiera ser propia, sin desviacionismos,
ni veleidades ya registradas por "otros").
Y por fin llegamos al nudo gordiano presente: ¿Ganemos, o Podemos?.
2.015 y los meses de
mayo y noviembre siguientes se nos vienen encima muy rápidamente
(comicios municipales, autonómicos y generales).
"Podemos" manifiesta su
intención de integrarse en iniciativas de ámbito local, como "Ganemos",
pero apuesta por su independencia para las autonómicas.
La Organización de
Iglesias trata de esforzarse en el positivismo estratégico, pretende
repetir su éxito en las europeas. Aún así, esta formación política
(todavía sin consolidación) no ha cerrado las puertas a posibles
alianzas con otros partidos políticos, siempre y cuando se respeten las
bases sobre las que está asentado su grupo (supongo se refiera a que los
pactos programáticos concretos a que pudiera llegarse no afecten a
aspectos específicamente "fundamentales" de sus Estatutos: estas sí,
justificadas "líneas rojas").
Pues esto es justo lo
que pido a las demás organizaciones de izquierdas a la hora de iniciar
las precisas negociaciones políticas próximas: coherencia, generosidad,
inteligencia y solidaridad de clase.
En mis libres y
recalcitrantes "onanismos mentales" nocturnos sueño con un nuevo
horizonte para mi país. Seguro absoluto estoy de la posibilidad del
triunfo de nuestra batalladora izquierda política frente al egoísmo
voraz de nuestro monstruoso enemigo ideológico. Elucubro, en mis
irrefrenables ensoñaciones, que al fin hemos logrado ese otro mundo más
sostenible, más humano y más social.
¡AMÉN!...por ANTONIO FERNANDEZ
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