martes, 23 de julio de 2013

Relato y reflexiones sobre el debate de La Marea por el pacto de las izquierdas

Iván Pérez Marinas

http://ciudadsur.equomadrid.org/2013/07/16/relato-reflexiones-sobre-el-debate-de-la-marea-por-el-pacto-de-las-izquierdas/

“Unir o no unir las izquierdas he ahí la cuestión” se podría decir que ese era el tema del encuentro organizado por la revista La Marea en la Escuela de Relaciones Laborales el pasado jueves 11 de julio en Madrid. Para tratar de resolver este dilema político-electoral invitaron a representantes de colectivos referentes del progresismo: el célebre Alberto Garzón, diputado del PCE e IU en el Congreso; el emergente Juan López de Uralde, coportavoz federal de EQUO; el activista social Nacho Murgui, presidente de la FRAVM (Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid); y la desconocida Erika Rodríguez, colaboradora del blog socialdemócrata Líneas Rojas y militante del PSOE. Este partido también estaba invitado, lo cual provocó cierto revuelo en las redes sociales y con razón porque incluir al PSOE en un encuentro de formaciones progresistas y de izquierdas es lo mismo que aceptar pulpo como animal de compañía. Afortunadamente declinaron la oferta.
También es de destacar que el mismo día La Marea celebró un encuentro similar en Valencia con diputadas de partidos del País Valenciano: Clara Tirado (PSOE), Mireia Mollá (IdPV y Compromís) y Esther Barceló (IU).

Planteamientos iniciales

La mesa de debate estaba moderada por Daniel Ayllón, redactor de La Marea. A este periodista se le puede adjudicar el planteamiento de todo el tema a debate, ya que lo abría en el número de julio de esta revista con el artículo “La izquierda en busca del gran pacto político y social”. En este texto no se puede considerar que deje abiertas varias posibilidades para alcanzar ese acuerdo, puesto que todo el desarrollo de su exposición pivota en torno a un único partido, IU. Este escritor deja entrever que la unión de las izquierdas consiste en que todos los partidos se sumen al proyecto de IU, relegando a un segundo plano a las demás formaciones políticas progresistas y eludiendo completemante las iniciativas ciudadanas y populares. Lo más claro será presentar unos pocos ejemplos.
Para las elecciones europeas que están a la vuelta de la esquina, tan sólo contempla la coalición de IU e ICV, a la que suma sin base a CHA como tercer partido, y no contempla la alianza de los partidos nacional-independentistas de izquierdas (ERC-Bildu-BNG), llamada “Europa de los Pueblos” en anteriores comicios, ni tampoco el acuerdo que está gestando EQUO con las formaciones progresistas plurinacionalistas (Compromís, Més, CHA y demás). A nivel autonómico incluye a la coalición Alternativa Galega de Esquerda, que “casualmente” es la única en la que participa IU, y no recoge las restantes: la valenciana Compromís, conformada por Bloc Nacionalista Valencià, Iniciativa del Poble Valencià y Els Verds-Esquerra Ecologista (estas dos últimas en vísperas de su próxima integración-fusión a EQUO); la balear Més, cuyos miembros son PSM-Entesa Nacionalista e IniciativaVerds-EQUO; y la coalición tinerfeña de Socialistas por Tenerife (SxTf), Alternativa Sí Se Puede (SSP) y EQUO Canarias. Asimismo, cuando trata de las posibilidades de pacto en Cataluña, sorprendentemente coloca como protagonista a la pequeña EUiA, socia catalana de IU, y no atiende a las acciones de las formaciones catalanas con mayor apoyo social: la nacionalista ERC y la ecosocialista ICV. Por último, a nivel europeo se ocupa nada más de los pactos políticos de formaciones marxistas y olvida los que se mueven en el ámbito del ecologismo político: la alemana Bündnis 90/Die Grünen, que es el resultado de la fusión de los dos partidos que le dan nombre y, como se prevee, en las elecciones alemanas de septiembre saltará del quinto al tercer puesto de escaños en el Bundestag, lo que quizás la convierta en partido de gobierno junto al SPD; y la francesa Europe Écologie-Les Verts, que fue conformada por personas del mundo ecologista y del activismo social para las elecciones europeas de 2009, en las que se convirtió en la segunda opción más votada en Francia.
De todas formas, espero que Daniel Ayllón haya cambiado su perspectiva sobre el origen y la fisonomía del pacto de las izquierdas tras las posturas planteadas en el debate que ahora paso a describiros.

Transcurso del debate

Con una mayoritaria asistencia de personas de EQUO como público, en un aula de Escuela de Relaciones Laborales cada vez más acalorada, no por las intervenciones de los ponentes sino por las altas temperaturas de una tarde madrileña de verano, se llevaron a cabo unas breves presentaciones de la revista La Marea, la iniciativa del debate y el perfil de los participantes de la mesa. El debate se desarrolló en cuatro rondas centradas en torno a una pregunta, que cada participante fue respondiendo de uno en uno.

1ª) Cita elementos positivos de los otros colectivos presentes
A favor de la FRAVM se consideró la lucha que realizan desde hace décadas a nivel de calle por los derechos sociales de la ciudadanía, mientras que en halago de IU se recordó su tradición política. En cambio, para EQUO, los menos conocedores de esta formación, tanto Alberto Garzón como Erika Rodríguez, se limitaron a reconocer su trabajo por la defensa medioambiental; pero Nacho Murgui amplió esto señalado su labor de democracia interna, dirigida hacia la horizontalidad y la participación. Por último, sobre Líneas Rojas se reconoció que apenas conocían este colectivo y, por ello, no podían opinar aunque alababan su implicación política al acudir a este debate.

2ª) Menciona un aspecto negativo de tu propia formación
La representante de Líneas Rojas apuntó que el propio colectivo surge como crítica del PSOE para recuperar su ideología y sus políticas de corte socialdemócrata. Nacho Murgui señaló sobre la FRAVM que ha tenido que readaptarse a las nuevas formas de reivindicación social. Por su parte, López de Uralde admitió con razón que solemos ser lentos en llegar a posturas internamente por nuestro sistema de debate horizontal, por el cual se tienen que tener en cuenta todos los puntos de vista de las personas de EQUO hasta alcanzar un consenso y que, una vez conseguido, siempre se puede volver a abrir el tema a debate. Por último, Garzón reconoció que las formas organizativas de IU no están a la última y hay una amplia separación entre cúpula política y bases de militantes.

3ª) Señala un pacto o alianza, pasada o presente, que podría ser un buen modelo a seguir
En este punto hubo una amplia variedad. López de Uralde valoró la labor de Syriza en Grecia, probablemente quitándoselo de la boca al representante de IU, quien tuvo en consideración los movimientos sociales y políticos de América Latina. Por su parte, Nacho Murgui optó por Bildu, mientras que Erika Rodríguez recordó el Frente Popular de 1936.

4ª) Qué consideras necesario para poder alcanzar el pacto político
En esta cuestión, sinceramente, cada persona vino a hablar de su libro y respondió escasamente a la pregunta en cuestión. En primer lugar tomó la palabra el coportavoz de EQUO, quien, tras presentar el origen de este partido como un pacto de personas y formaciones políticas de ideología progresista, adquirió más fuerza en su discurso señalando el punto principal que debe tener cualquier movimiento político progresista, “las formas son el fondo”, para hacer comprender que la política de izquierdas sólo puede salir adelante a partir de la democracia interna, la independencia económica y la transparencia. Después, Alberto Garzón se centró en que los pactos no pueden ser sólo de cúpulas de partidos sino que también deben trabajarse a nivel de militancia mediante contactos de las bases de los diferentes colectivos entre sí. A continuación, Nacho Murgui, tras advertir que expresaba lo siguiente como ciudadano y no como representante de la FRAVM, postuló que los movimientos sociales no deben conformarse en candidaturas ciudadanas sino, desde su propio ámbito, apoyar los movimientos políticos que estén en sintonía con sus reivindicaciones. Finalmente, Erika Rodríguez apuntó el carácter asambleario y participativo para lograr esos puntos de encuentro.

Al término de las cuatro rondas hubo un turno para hacer preguntas, pero por desgracia fue muy breve por el hecho de que se nos echaba el tiempo encima y teníamos que desalojar el aula porque iban a cerrar el centro. En las preguntas destacaron las intervenciones de Inés Sabanés y Ramón Linaza.
La Marea dispuso un ágape en el Patio Maravillas para todos los asistentes y participantes del encuentro. Su intención era que el debate continuara allí, pero lamentablemente estuvimos nada más que las personas de EQUO y los propios organizadores del evento, por lo que no pudimos debatir nada con los militantes de IU ni (que hubiera sido lo más interesante) con Alberto Garzón.

Mis reflexiones finales sobre el debate y el futuro del pacto

Como conclusiones o valoraciones finales, la organización de esta mesa redonda ha sido un hecho positivo porque permite tener lugares de encuentro en los que compartir los distintos puntos de vista de cada movimiento político. Sin embargo, no he podido ver un acercamiento de posturas por ningún lado, probablemente porque ya están tomadas de antemano y la intención es ofrecer una imagen de que se puede alcanzar ese pacto electoral tan deseado por algunos cuando se tiene claro que no es viable por ambas partes. Otro elemento desfavorable es la nula consideración de los movimientos políticos ciudadanos, cuya causa se puede localizar en la equivocada premisa inicial de que el pacto atañe nada más que a formaciones políticas en una visión corporativista.
En cuanto a las intervenciones, me ha decepcionado Alberto Garzón porque, quizás por las campañas de marketing de IU, creía que era mucho mejor orador y tenía mayor capacidad de ofrecer argumentos y réplicas. Puede que no fuese su día y estaba en baja forma; pero, como varias personas comentaron, parecía que tenía grabado su discurso en un disco duro y no hacía más que apretar un botón para soltarlo. Aunque era aplaudido por su pequeño grupo de seguidores acérrimos, resonando en un vacío hueco, sus propuestas caían por su propio peso, ya que si piensa así sobre cómo debe ser su partido y cómo deben forjarse acuerdos, ¿por qué no lo aplica como miembro de la Ejecutiva Federal de IU?
Por su parte, Juan López de Uralde ha mejorado respecto a anteriores ocasiones que ha tenido que hablar en público. Está adquiriendo una buena capacidad de oratoria mediante la propia práctica en sucesivas ocasiones, cada vez más frecuentes. Aunque empezó un poco flojo, fue adquiriendo confianza en sus palabras y se resarció con un discurso compacto y una oratoria contundente. Terminó dominando el debate y lo digo objetivamente, pues tan sólo hacía falta recurrir a un aplausómetro por la duración y estruendo de los aplausos que siguieron a su intervención de la cuarta ronda.
En cuanto a los otros dos ponentes, me gustaron las palabras y la forma de pensar de Nacho Murgui, sobre todo porque ofrecía un punto de vista más independiente al no pertenecer a ningún partido sino a una organización de ámbito social, mientras que Erika Rodríguez estuvo bien, ni destacó ni desentonó, y espero que sus propuestas sean escuchadas en el PSOE para que recupere la socialdemocracia que abandonó en la segunda legislatura de Zapatero y así olviden el errático socioliberalismo.

El tan ansiado pacto de las izquierdas está demasiado enfocado en clave electoral por ciertos sectores sociales. No han aprendido (y han tenido ocasiones para enterarse) que las coaliciones electorales no suponen una suma aritmética de votos porque los ciudadanos no son cifras sino personas, que tienen gustos y rechazos y prefieren escoger unas propuestas muy concretas y confiar en unas personas muy determinadas. Las elecciones deben ser el medio, no el fin, y por tanto los frentes electorales no valen. En su lugar hay que trabajar por unas políticas concretas y estas se pueden lograr perfectamente desde su propio espacio ideológico y político. Seguro que varios de vosotros ya habréis caído en la cuenta de que me estoy remitiendo a la conocida frase de Inés Sabanés de que “hay que pasar de la casa común a la causa común”.
A quienes aún no haya convencido con este planteamiento, lo intentaré con el siguiente argumento: no hay una izquierda sino dos, que son la socialista y la ecologista. Nos encontramos en una situación política en nuestro país en la que ha surgido una nueva ideología progresista, el ecologismo, cuyos planteamientos sociales son muy similares a la izquierda tradicional defendiendo los derechos sociales con una finalidad del bien común, pero cuyos postulados económicos resultan totalmente divergentes frente al socialismo y, evidentemente desde mi punto de vista, se adaptan a las necesidades del siglo XXI, que requieren un sistema productivo viable con nuestro entorno medioambiental, del que dependemos totalmente en alimentación y recursos, y demandan unas nuevas fuentes de energía, que al tiempo que aseguran la pervivencia de la especie frente al cambio climático se distribuyen con equidad social. Asimismo, a diferencia de la izquierda socialista, en la izquierda ecologista resultan inherentes los valores de la horizontalidad organizativa, la participación democrática y la paridad de género porque sin ellos no es viable el modelo socioeconómico planteado por el ecologismo. En una misma formación electoral no pueden coexistir dos modelos organizativos y dos métodos de funcionamiento. Que quede también claro que esto no resta para que podamos convivir y colaborar desde nuestros propios espacios políticos.
Si todavía queda alguien que no haya sido capaz de convencer, me remitiré a hechos prácticos. No tiene sentido que se pida un frente común para determinadas elecciones como las europeas porque el Parlamento Europeo funciona con grupos parlamentarios en los que se integran los representantes políticos según la adscripción de sus partidos políticos. Así pues, aunque EQUO e IU fuesen juntos en una misma lista electoral europea, después se distribuirían por separado: las personas de IU al grupo Izquierda Unitaria Europea y las personas de EQUO al grupo Verdes. Si a esto sumamos que, tomando como referente los datos electorales de las Elecciones Generales de 2011, ambas formaciones políticas tienen asegurada la obtención de escaños en los comicios europeos no es justo impedir que la ciudadanía pueda escoger entre las políticas e ideas que cada una de estas formaciones políticas representan.
En conclusión, como persona de EQUO considero que, aunque no compartamos listas electorales, se puede colaborar en pactos, tanto parlamentarios y municipales mediante acuerdos legislativos como extraparlamentarios en plataformas y actos reivindicativos. Abandonemos el pacto electoral y centrémonos en el pacto político y en el pacto social.

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