Los diferentes gobiernos estadounidenses, por otra parte, por espúreos motivos de compromiso en tratados bilaterales de defensa y comerciales, siempre apoyaron al reino alahuita, dificultando, cuando no impidiendo, cualquier acercamiento negociador y desde luego rompiendo, cualquier posible equilibrio de fuerzas de influencia política internacional.
Los gobiernos españoles, por tanto, por responsabilidad directa en el desencadenamiento consecuencial de esta anómala e innecesaria crisis territorial, tienen la moral obligación de apoyar, incondicionalmente, al sufrido e inocente pueblo hermano, en cuantas oportunidades diplomáticas y de consulta internacionales se presenten.
Oportunidad de oro, desaprovechada de forma supuestamente inintencionada, "anteayer" mismo, por nuestro propio actual Jefe del Estado.
Pero, además y por encima de consideraciones oficialistas y de ortodoxias metodológicas, todas y cada una de las organizaciones progresistas de nuestro país, deberán sentirse implicadas en esta tan justa y desigual lucha en la defensa de sus legítimos derechos territoriales.
Habremos de pedir, permanente e incansablemente, el definitivo reconocimiento internacional de una NACIÓN SAHARAUI, libre e independiente.
¡Que así sea!, ¡viva el libre pueblo saharaui!.
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