En los últimos días ha habido cierto revuelo en la blogosfera que trata sobre el pico de petróleo, porque parecen haberse encontrado nuevas evidencias de que, efectivamente, la producción de crudo está ya decayendo. Antonio Turiel se hacía eco en su post "El Colapso de la Producción" de otro post escrito por Gail Tverberg ("Beginning of the end? Oil Companies Cut Back on Spending"), que, a su vez, analizaba información recogida por Steve Kopits sobre las últimas tendencias de inversión de las grandes petroleras. Días más tarde, John Michael Greer barruntaba en su post "The Crocodiles of Reality" que el petróleo podría llegar a subir hasta los 250$-300$ por barril en un par de años.
La cuestión es que, según explica Gail Tverberg, los costes de extracción del petróleo han aumentado rápidamente (un 10,9 % al año), mientras que los precios se han mantenido constantes. Por ello, las grandes petroleras están viendo cómo se reducen sus beneficios y han anunciado su intención de vender parte de sus activos a fin de tener fondos con los que repartir dividendos. Por su parte, Antonio Turiel opina que, tal vez, las compañías están empezando a arrojar la toalla en lo que se refiere a la inversión en upstream, es decir, en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos, porque no les resulta rentable. Lo grave es que, según la propia Agencia Internacional de la Energía reconoce, la falta de inversión en upstream puede causar una caída muy rápida de la producción de petróleo (ver figura 1).
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Figura 1. Evolución de la producción sin inversión. |
La caída rápida de la producción daría lugar a un importante aumento del precio del petróleo que la economía no podría asumir fácilmente. Se produciría, pues, una recesión, con el consiguiente descenso de la demanda. El descenso de demanda haría bajar de nuevo el precio del petróleo, pero la tendencia de fondo seguiría siendo alcista, debido a los siempre crecientes costes de extracción, salvo que se produjesen espectaculares avances tecnológicos o se descubriesen nuevos y extensos yacimientos de explotación rentable. Por tanto, cabría esperar una tendencia forzada hacia el decrecimiento del PIB mundial en el marco de una tendencia de precios crecientes del petróleo.
Estas predicciones agoreras provenientes de la blogosfera dedicada al pico de petróleo podrían estar equivocadas en lo que se refiere al momento exacto en el que la escasez de petróleo barato repercutirá con gran intensidad en la economía. Sin embargo, la lógica y el sentido común indican que ese momento llegará algún día no muy lejano, ya que el petróleo es un recurso no renovable. Mientras tanto, lo sensato sería acometer una transición ordenada hacia una economía del estado estacionario basada en energías renovables. Es solo cuestión de tiempo que las tesis defendidas por la ecología política se vean refrendadas por la realidad.
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