LOS INNOMBRABLES
El evitar nombrar a alguien o a
algo es síntoma de temor o respeto, de espanto o veneración.
Podría atreverme a deducir que
esta es la causa de que los medios no nos nombren, o casi, en esta precampaña a
las elecciones europeas. Sabemos que hay otras causas, o una causa, que para
definirla en una palabra, se llama dinero. Si hay dinero, un partido puede
financiar una poderosa campaña en todos los medios, y esta campaña puede hacer
ganar elecciones con lo que el partido ganador recibirá dinero. Dinero, y a
cualquier precio: lo estamos viendo en todos los casos de financiación
fraudulenta de los partidos, llevados una y otra vez ante los tribunales en
causas que se alargan y se alargan esperando que la conciencia colectiva se
olvide de ellas.
Y en medio de este desolador
paisaje aparecemos nosotras. Somos “los otros”. Y aún sin nombrarnos nos
obsequian con algún que otro adjetivo: esos sucedáneos de partidos, quimeras,
antisistemas, irresponsables. Porque, insisten, ellos lo están haciendo bien,
de la única manera que puede hacerse de modo serio. No hay alternativa,
repiten, como si esto nos pudiera tranquilizar.
Pero no nos tranquilizamos: da la
casualidad que somos seres humanos, unas curiosas criaturas racionales,
creativas, sociales. Por eso se despierta la conciencia colectiva, la
conciencia social que no puede asimilar un mundo de desigualdades atroces, un
sistema que hipoteca el futuro de nuestra especie y nuestro planeta por
intereses de unas oligarquías (curioso, las que financian campañas electorales
de los grandes partidos). Somos capaces de inventar, de crear, siempre lo hemos
sido. Si no, demos un repaso por la historia, desde la invención del fuego, la
rueda, la electricidad, la teoría de la relatividad….y no acabaría nunca.
Hay alternativas, tiene que
haberlas. La regeneración de la política, de la economía, del sistema social,
es posible, es un imperativo moral. Y una prueba de ello es que no se atreven a
nombrarnos.
Orgullosa de ser parte de
“otros”. Orgullosa de ser EQUO.
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