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Hacia un sistema democrático global
La gravísima y múltiple crisis actual (social, financiera, alimentaria, medioambiental, política, democrática, ética...), la sumisión del poder político a los dictados de la economía financiera, la pérdida de los derechos conseguidos durante tantos años de luchas, la falta de representatividad real y los frecuentes casos de corrupción, ponen en una difícil situación a nuestro sistema democrático, que se ha mostrado claramente insuficiente a la hora de afrontar una coyuntura como la actual.
Desde EQUO debemos:
a) Movilizar a la sociedad para que sea capaz de indignarse, rebelarse y convertirse en una ciudadanía plena, participativa y activa a la hora de luchar en favor de los grandes valores éticos que deben inspirar nuestro comportamiento cotidiano.
b) Estar alerta y evidenciar las posibles involuciones democráticas, los recortes de derechos y libertades generados por el miedo y todo aquello que de alguna manera represente una salida conservadora, xenófoba y autoritaria a la crisis actual.
c) Avanzar en la representatividad y legitimidad de nuestro modelo democrático, reformando el sistema electoral y generando nuevos mecanismos de democracia directa.
d) Reformar las instituciones actuales para que respondan y representen a los ciudadanos y las ciudadanas de este siglo.
e) Apoyar la transición desde una economía capitalista especulativa, virtual y de guerra hacia una economía del bien común y de desarrollo global sostenible que amplíe progresivamente el número de personas que acceden a los servicios y bienes, evitando la acumulación de riqueza de unos pocos a expensas de la mayoría.
f) Respaldar las iniciativas de movilización frente a los ataques que todo lo público, y en particular la enseñanza, está sufriendo. La escuela pública, laica, universal, gratuita y democrática, es una institución imprescindible para preservar el derecho de toda la ciudadanía a la educación en condiciones de igualdad.
Desde EQUO queremos:
Tomar como referencia la Declaración Universal de los Derechos Humanos en sus 30 artículos y los Objetivos del Milenio. Nuestro eje fundamental debe ser hacerlos realidad.
Desde EQUOproponemos:
Avanzar hacia una democracia de calidad basada en valores éticos, de justicia y libertad.
Entendemos la democracia como el gobierno del pueblo. Esta concepción nos lleva a impulsar todas aquellas reformas legales y estructurales que permitan hablar de una democracia real en la que la soberanía y el poder residan en la ciudadanía en su conjunto, como expresa la Constitución Española (art.1.2.).
La democracia no debe entenderse solo como un sistema formal de representación política, sino como un equilibrio de poderes en el que la ciudadanía organizada y no organizada es la protagonista de su propio devenir mediante la deliberación, la búsqueda del consenso y la toma de decisiones.
Apostamos por la transición de una democracia exclusivamente representativa hacia una democracia en la que se garantice la participación ciudadana en los asuntos públicos, a través del establecimiento de mecanismos de participación directa, la representación política proporcional o la apertura de los partidos políticos a la ciudadanía.
Desde EQUO queremos promover la creación de mayorías sociopolíticas sólidas que generen ideas y que sean capaces de llevar a cabo los cambios necesarios para conseguir una sociedad justa, equitativa y solidaria. Una sociedad que sienta estos principios como suyos porque han salido de toda la ciudadanía. Consideramos que para lograr una democracia real, además de exigirla, hay que vivirla.
Desde EQUO defendemos la necesidad de abordar un nuevo proceso constituyente que permita dotarnos de un marco legal válido para hacer frente a los cambios y exigencias de una democracia real y participativa.
En este marco, debemos cambiar nuestra ley electoral. Una ley electoral justa debería y podría basarse en los principios de equidad representativa y de proximidad. Estos principios deberían garantizar que cada partido obtuviera tantos escaños como le correspondieran en el cómputo global del ámbito de la elección (autonómica o estatal), suprimiendo un suelo mínimo para comenzar el reparto de escaños y que además representantes y representados pertenecieran a las mismas circunscripciones provinciales. Para ello, la fórmula pasa por repartir los escaños atendiendo tanto a los votos obtenidos en cada circunscripción provincial (para asegurar el principio de representación territorial y proximidad entre electores y representantes), como a nivel de circunscripción global (ya sea autonómica o estatal) para corregir los resultados de la circunscripción provincial y garantizar que cada partido obtenga el número de escaños que le corresponde en el cómputo global de forma proporcional al porcentaje total de votos emitidos.
Hay una demanda social de una democracia más representativa y participativa y la reforma de la ley electoral es hoy la llave para avanzar hacia ella. Técnicamente es posible resolverlo. En EQUO trabajamos para lograr esta ley electoral más justa.
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