Ya traté sobre el muy
bajo nivel de credibilidad en España hacia sus Instituciones; también
hice alguna concreta crítica de las de la Unión Europea; ahora les
corresponden determinadas censuras (que también las merecen) a otras
Organizaciones más destacadas, si cabe, amén de ciertas reincidencias a
las ya citadas.
Parece ser que muy
determinados y puntuales países disfrutan de especiales privilegios y
excepciones injustificadas, al menos desde la perspectiva de la más
aparentemente pura racionalidad.
Veamos: la ONU, además
de su ganado a pulso descrédito, es uno de estos ejemplos de mayor
incomprensible disparidad institucional que existen y a los que me
refiero.
Su más emblemático
Departamento, el Consejo de Seguridad, cuya básica función es mantener
la paz entre naciones, parece debiera ser nítidamente equitativo entre
ellas. Sorprendente e irracionalmente, este club cuenta con cinco
distinguidos y especiales socios con "derecho a veto", cuyas decisiones
prevalecen siempre por encima de la opinión colegiada de los otros
quince miembros que lo completan.
Este grupo es el único
de toda la macroorganización que emite "Resoluciones" de obligado
cumplimiento, de acuerdo a lo establecido por la Carta de Naciones
Unidas.
Muy a pesar de dichas
"Resoluciones", éstas, junto a otras oficiales "Recomendaciones" y
"Sanciones" de distinto tipo, son obviadas y desoídas con absoluta
prepotencia por los precedentemente citados privilegiados países,
ejemplos:
-Marruecos, con el contencioso del Sahara.
-Reino Unido, con el sempiterno y colonizado Gibraltar.
-Israel con la invasión y agresión permanente del territorio palestino.
-Estados Unidos y la Federación Rusa con Afganistán.
-El "Trío de las Azores" y su arbitrariedad guerrera con Irak.
Otro de los máximos
Organismos de funcionalidad irregular es la OTAN (alianza
intergubernamental, basada en el Tratado del Atlántico Norte).
El peso específico de la OTAN en gasto militar combinado (todos los países miembros) supera el 70% del gasto militar mundial.
La estructura militar de
la OTAN fue creada por la dirección de los comandantes de Estados
Unidos, país que también le dedica el mayor desembolso económico.
Será probablemente por
estas dos poderosas razones por las que Estados Unidos continúan
"dirigiendo" tan poderoso ejército, a sus absolutas y cuasi exclusivas
expensas decisorias.
Es por ello, entonces,
que esta importatísima Organización multinacional viene también a
demostrarse muy espureamente interesada y por tanto claramente contraria
a la equidad.
Y respecto a otra vez
las Instituciones continentales, la llamada "Troika" europea tampoco
resulta, para nada, corresponsablemente igualitaria en el trato a los
diferentes veintiocho Estados que conforman la Unión, sino que distingue
muy claramente a los países del Norte, de los del Sur.
Sabidos son sus
diferentes niveles económicos, pero ello no debiera obstar para ostentar
igual consideración y mismos derechos. Se supone que la U.E.y sus
máximos representantes vienen obligados al mantenimiento del mismo
respeto y nivel de relaciones, en absoluta paridad con unos y con otros
miembros de la Organización ... y también con idéntica solidaridad.
La Sra. Merkel (líder
principal y de mayor influencia en la denominada "Troika" europea)
persiste, implacablemente, en la obligación, sin "conditio ecuanom" de
que los sureños países de Europa salden sus deudas a muy determinados y
cortos plazos, exigiendo para ello a sus respectivos gobiernos la
aplicación de muy restrictivas y dramáticas medidas sobre sus
poblaciones. El caótico resultado de dichas fórmulas están provocando la
pérdida de vital cobertura sanitaria, la eliminación de fundamentales
derechos sociales, el derrumbe de las condiciones laborales (con un paro
"galopante") llegando, en ocasiones, a cuotas de precariedad semejantes
a las más típicas situaciones postbélicas.
Este inhumano
empecinamiento está empujando a nuestra juventud más luminosa a una
inquietante e incierta emigración, quienes emprenden una obligada huida
hacia adelante y que han visto rotos, de un plumazo e insospechada e
injustamente, sus más legítimos sueños de futuro, sus más halagüeñas y
lógicas perspectivas.
Y es entonces y ahora
llegado el momento de hacerle recordar a esta líder inflexible, a esta
próxima plausible reelegida Canciller de Alemania, algunos capítulos no
tan honrosos para su país.
Es la hora de refrescarle la aparente frágil memoria histórica.
Como extracto al
detallado análisis que hace Edmundo Fallanás sobre la ingente deuda que
Alemania siempre se negó a pagar a distintos países, pasaré a
referenciar y relacionar justificativamente, tan solo unas meras pero
conclusivas y convincentes referencias.
Estas deudas no fueron,
como en el caso presente, causadas por la infamia de unos desaprensivos
financieros de reconocimiento internacional, sino consecuencia de dos
mundiales guerras, provocadas por el país germano que invadió, saqueó y
mató.
Tras perder la I Gran
Guerra, Alemania fue condenada al pago de 226.000 millones de marcos de
oro, como reparación de guerra (Tratado de Versalles, 1.919).
Entre 1.924-1.929, la
República de Alemania recibió préstamos de Estados Unidos por valor de
más de un billón de dólares para poderse hacer cargo de las
indemnizaciones impuestas por dicho Tratado de Versalles.
El Crack estadounidense
de 1.929 obligó a este país a aprobar el Plan Young en 1.930,
reduciéndose la deuda en 112.000 millones de marcos de oro.
Más tarde, nos refiere
Faranás, se publicó la moratoria Hoover en las negociaciones de Lausana,
donde Francia y Reino Unido renunciaron a la percepción de sus
respectivos derechos indemnizatorios.
El resultado fue que
Alemania se vio liberada de su deuda en un 98% y el resto, el 2%, fue
unilateralmente suspendido por Hitler inmediatamente a su llegada al
poder.
Como consecuencia de la
II Guerra Mundial volvió Alemania a ser castigada con ingentes
indemnizaciones económicas, deudas jamás saldadas hasta el Tratado de
Londres de 1.953, por el que quedó congelada dicha deuda.
Sorprendentemente, es a
Grecia a quien en estos momentos todavía Alemania debe 3.500 millones de
dólares (Hitler impuso al país heleno un préstamo por tal cantidad,
además de invadir su territorio). La actualización a día de hoy
equivaldría a 163.000 millones de dólares, más el coste de las
reparaciones de guerra, calculado en 332.000 millones.
Grecia, uno de los
citados países del sur continental más agredidos por las luctuosas
medidas impuestas, caso de serle saldada tal deuda, finiquitaría las
suyas propias y evitaría mayor sufrimiento a su Pueblo.
Como hemos podido ver,
Europa mostró siempre una generosidad hacia Alemania en nada recíproca a
la mostrada por tan inflexible Canciller con los actuales desdeñados
países sureños.
No es por tanto
corresponsable la aceptación, de buen grado, de tan drásticas y
dolorosas exigencias, ni la asunción de tan inapropiadas lecciones de
legalidad internacional. Tal como demuestra con su desmemoria
interesada, la representante teutona carece, para ello, del título moral
necesario. Sus impositivas y acuciantes reclamaciones no se compadecen
con tan mal ejemplo demostrado.
Al contrario, debieran
ser muy otras las actitudes esperables, bien diferentes y más
humanizadas propuestas, más comprensivas, más solidarias ...
Recapaciten, miembros de la "Troika" europea, recapaciten ...
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